

PSICOLOGÍA DEL DEPORTE

Por Pablo Jara Quinteros. Profesor de Educación Física, Magister en Gestión deportiva.
pablojaraquinteros@gmail.com
Hola, cómo están. ¿Cuántas veces nos ha pasado que hemos visto a niños y jóvenes con grandes capacidades para practicar deporte, pero con el paso del tiempo esos mismos talentos terminan alejándose poco a poco de la actividad deportiva? Incluso, aquellos que logran llegar a una etapa de alto rendimiento muchas veces enfrentan frustraciones, desmotivaciones o pérdidas de confianza en lo que hacen.
Un ejemplo de ello lo menciona el doctor Carlos Tohá, médico y psiquiatra en formación, quien en una publicación en Instagram se refirió al caso de Lucas Assadi, jugador de Universidad de Chile que bajó considerablemente su rendimiento en cierto momento, pero con trabajo y apoyo logró consolidarse como una figura reconocida a nivel nacional e internacional. En esa publicación, Tohá señala: “A veces no se trata solo de talento, ni de goles, ni de tácticas. A veces lo que hace la diferencia es cómo estás por dentro”.
Y es justamente aquí donde entra la psicología del deporte, una disciplina científica que estudia los procesos mentales y emocionales vinculados a la práctica deportiva, el ejercicio físico y la actividad motriz. Su importancia radica en que contribuye a optimizar el rendimiento físico-deportivo, favorece la salud mental y mejora la calidad de vida, tanto de los atletas como de quienes realizan actividad física.
Muchas personas y deportistas reconocen el valor de esta disciplina, ya que no solo busca maximizar el rendimiento deportivo, sino que también promueve el bienestar integral de los atletas (García-Naveira, 2018). A través de ella, los deportistas pueden enfrentar la presión, mantener la concentración, fortalecer la motivación y la autoconfianza, elementos esenciales para un desempeño óptimo en contextos competitivos (Cox, 2016).
Asimismo, la psicología del deporte cumple un rol clave en el control emocional, ofreciendo estrategias para manejar la ansiedad, el estrés y la frustración que surgen en entrenamientos o competencias. Como señalan Weinberg y Gould (2019), la adecuada gestión de las emociones potencia la resiliencia y favorece un afrontamiento positivo frente a derrotas o lesiones.
Otro aspecto fundamental es su aporte en la prevención y recuperación de lesiones. En este sentido, García Ucha (2016) destaca que la psicología del deporte interviene en los procesos de rehabilitación, ayudando al deportista a mantener una actitud positiva, a cumplir con el tratamiento y a recuperar la confianza en sus capacidades.
Por último, esta disciplina también se vincula al fortalecimiento del bienestar psicológico y la cohesión social. Al fomentar valores como la disciplina, el respeto y la perseverancia, contribuye no solo a la formación de atletas de alto rendimiento, sino también al desarrollo integral de la persona (Dosil, 2008).
En síntesis, la importancia de la psicología del deporte radica en su carácter multidimensional: aporta al rendimiento deportivo, a la salud mental, a la prevención y recuperación de lesiones y a la formación en valores. Todo esto la consolida como un pilar esencial dentro del ámbito deportivo. Hasta la próxima.
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