

Fiesta de la Virgen de la Merced en Avenida Santelices, Isla de Maipo.
Durante la década de 1950, Isla de Maipo era una comuna eminentemente rural, reconocida por su producción agrícola y vitivinícola, con grandes fundos y chacras que abastecían a Santiago y otras zonas del país. La vida comunitaria estaba profundamente ligada a las tradiciones religiosas y populares, siendo la Fiesta de la Virgen de la Merced una de las celebraciones más importantes.
Cada 24 de septiembre, los vecinos se reunían en torno a la parroquia y la avenida Santelices, que se transformaba en el escenario central de procesiones, desfiles de huasos, cabalgatas y actividades de hermandades religiosas. Este tipo de celebraciones reflejaba no solo la devoción mariana, sino también la fuerte identidad campesina y la unión de la comunidad en torno a sus raíces culturales y espirituales.
En esa época, Isla de Maipo mantenía un carácter de “pueblo grande”, con calles de tierra, casas de adobe y un estilo de vida marcado por la sencillez, la solidaridad y la cercanía entre sus habitantes. La Fiesta de la Merced, además de un acto de fe, era también un punto de encuentro social, donde participaban familias completas, reforzando las tradiciones que hoy siguen siendo parte esencial de la identidad isleña.
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