

Matemáticas básicas

Por Nelson Retamales Tirado
Dos y dos son cuatro, cuatro y dos son seis, seis y dos son ocho y ocho dieciséis. Este simple juego de niños nos dice que, las matemáticas son exactas y, ni siquiera acontecimientos extraordinarios, aún sobrenaturales, pueden alterarla, si no, como decía un gran amigo, se perdería el equilibrio cósmico.
Mañana se cumple el plazo de las inscripciones para las próximas elecciones, presidencial y parlamentarias y se cumple a las 23:59 y no a las 24:00 porque en ese instante se superponen dos momentos: las 24:00 horas del lunes 18 y las 00:00 horas del martes 19.
Como son dos elecciones interdependientes y, por tanto, directamente vinculadas, habrá que estarse a su resultado final del 16 de noviembre, aunque una de ellas podría llevarnos al 14 de diciembre para saber quién, en definitiva, dirigirá el país por los próximos cuatro años.
Sin embargo, pese a esta probable espera, el resultado está definido de antemano por la simple suma y resta de los guarismos y los respaldos. El presidente Boric, siempre, en los cuatro años, ha rondado el 30% de apoyo, cifra dura de la izquierda chilena y casi inamovible y, si se moviera con un generoso margen de error y, aun forzando el error estadístico, no llegarían “jamás nunca”, siquiera a acercarse al 50%, si se tiene que la candidata oficialista es la única representante del conglomerado y, en segunda vuelta, no tendrá quién la respalde.
En cambio, en la Oposición -que diferencio de las derechas- cualquiera que gane el paso a segunda vuelta, contará el respaldo de los demás y, en esto, incluyo a Kast, Matthei, Kaiser y Parisi -según el orden de la última encuesta, que no necesariamente es definitivo- y, sin ser menospreciativo, los demás que logren estar en el voto, sólo se juegan una aventura personal, sin destino y, aunque muchos han intentado juntar firmas para postularse -algunos con reales capacidades- nuestra idiosincrasia apuesta por el soporte organizacional del cual valerse en caso de tener que formar gobierno.
Sabiendo entonces que, el próximo presidente de la República será de oposición -hombre o mujer, pues no tengo el defecto del lenguaje inclusivo, producto del ideologismo- nos resta preocuparnos de las elecciones parlamentarias que quedarán a firme la misma noche del 16 de noviembre, salvo excepciones.
Quienes sabemos un poco de política -entendida como el arte de gobernar- estamos claros que, un presidente sin respaldo en el parlamento no podrá cumplir su programa de gobierno y si obtiene logros, sólo obedecerá a concesiones de la oposición o a errores propios, como ha ocurrido en el actual gobierno en que, el único logro real, fue la reforma laboral que obedeció exclusivamente, al apoyo que tuvo de Chile Vamos. Me dirán que soy mezquino y que hay otros muchos logros, pero digo, ninguno de la importancia de los que, del programa prometido en su campaña, esperaba la gente
Por ello es importante dotar al próximo gobernante, de un sólido cuerpo de parlamentarios, tanto en el Senado, como en la Cámara de Diputados.
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