Tierra derecha
Nelson Retamales Tirado
Sin encuestas -al menos públicas- por prohibición legal, entramos a la semana previa a las elecciones, cuyo mayor interés está, obviamente, en la carrera presidencial y así, por adecuar el término a su origen, ocho “pingos” se aprestan a correr tras la meta: el sillón de O’Higgins. ¿Están todos preparados? La verdad es que eso no tiene importancia pues el error de la democracia -y lo he dicho en columnas pretéritas- es que le gente elige por otras circunstancias, distintas a la capacidad y a la preparación y, para muestra, varios botones contemporáneos, en todos los niveles de la burocracia estatal.
Además de preparación, deben tener un soporte sólido en personas que sostengan la administración y no estar, a medio camino, llamando a quienes un día rechazaron por ser inferiores, para que lleguen a salvar la gestión, como ocurrió precisamente en el actual período.
Naturalmente, ésta no es una carrera de caballos que dependa de la fortaleza del animal y de la pericia del jinete y, el premio no es dinero y una copa, sino, el deber de sacrificarse -con una buena renta- para que todo el pueblo pueda alcanzar el bien común, a través de la entrega de lo que hoy no tenemos: entre otras cuestiones, una economía sana, deuda pública manejable, empleo cercano al pleno, tranquilidad barrial, probidad en los tres poderes del Estado que, si bien se tuvo, hoy muestran una carencia importante, si no, no tendríamos jueces enjuiciados y destituidos; parlamentarios desaforados enfrentando juicios; ni ex autoridades gubernamentales separadas del cargo e imputadas por graves delitos que, según la Iglesia, constituyen pecado social, al privar de grandes sumas de dinero a la gente más necesitada, para beneficio de quienes debieran servir.
De los ocho candidatos a la primera magistratura, algunos no cuentan con las habilidades necesarias, ni siquiera representan sectores relevantes de la sociedad y estarán en la papeleta como un saludo a la bandera y no pocos dicen que por el dinero que se les retribuirá por voto, que aun cuando este sea poco, igual representa una cantidad que, en sus respectivo empleos -si alguno trabajara- no lograría tan fácil, así, el más modesto de los candidatos que, se presume obtendrá en primera vuelta sólo 100 mil votos, ganaría 160 millones de pesos ($160.000.000) -300 sueldos mínimos- y los que pasen a segunda vuelta, obtendrían aproximadamente, unos 200 mil o más millones de pesos ($200.000.000.000), un escándalo para quienes quieren servir al pueblo.
Ya ve Usted, la política es un negocio rentable y lo pagamos todos, mientras la gente espera que se destinen recursos a reducir la espera en procedimientos quirúrgicos, mejor educación y a precios razonables y, creación de nuevas fuentes de trabajo.
Pero, nos guste o no, el domingo próximo deberemos concurrir obligados -so pena de multa- a votar y, por ello, hay que pensar muy bien a quien le daremos el voto y si queremos o no, un gobierno de continuidad. Por lo pronto, he reiterado que, sé de alguien que, no obstante pasar a segunda vuelta, no tendrá ninguna posibilidad de ganarla, ni siquiera disfrazándose y, el otro, cualquiera sea, lo hará. Matemáticas simples.
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