
Cuidar también es un acto de amor: el valor invisible de quienes sostienen la vida.

Por Daniela Foster – Orientadora Familiar Sistémica
¿Quién cuida a quien te cuido?
Cuidar es un acto de amor que se pone a prueba en la paciencia, la resistencia y el cansancio. Es un amor que no siempre tiene aplausos, pero que sostiene el mundo en sus lugares más frágiles.
Este 5 de noviembre se conmemoró el Día Internacional de las Personas Cuidadoras, una oportunidad para hacer visible ese trabajo silencioso, muchas veces anónimo, pero profundamente poderoso: cuidar de otro ser humano
Como sociedad hemos avanzado, pero aún nos falta mirar hacia ese espacio íntimo y a veces invisible: la familia. Ahí donde el agotamiento convive con la ternura, donde madres, padres, hijas o parejas se transforman en cuidadores. Donde, casi siempre, este rol recae en mujeres.
No debemos romantizar el cuidado: es una tarea que necesita compartirse. Cuando toda la familia asume parte, la carga se vuelve más liviana y el amor más fuerte.
Atender a personas con necesidad de cuidado, es un desafío silencioso. Es sostener una vida y al mismo tiempo, sostenerse a sí mismo. Por eso, el cuidador se va a trasformar en ser de cuidados, todos, potencialmente seres dignos de cuidados.
A veces, un gesto pequeño cambia el día: una conversación amable, una taza de té, una música suave o un “gracias” sincero. Son actos simples, pero profundamente humanos.
Preguntémonos:
¿Cómo acompañamos a quienes sostienen silenciosamente a otros?
¿Qué hacemos, desde nuestro lugar, para cuidar a los cuidadores?
¿Cuándo fue la última vez que te regaste un tiempo para tu autocuidado?
Cuidar no solo es asistir al otro: es aprender a mirarnos con compasión, sin culpa, con ternura.
Porque cuando uno se cuida, también está cuidando.
Por eso hoy es importante detenernos y pensar en cómo repartimos las responsabilidades dentro de la familia. No solo se trata de cuidar, sino también de enseñar a cuidar y reaprender juntos. Hablar de estos temas en casa es clave para que el cuidado no caiga siempre en las mismas personas.
Chile está cambiando rápido: somos un país que envejece y con una natalidad muy baja. Según el Banco Mundial, en 2023 nuestra tasa llegó a 1,17, una de las más bajas a nivel mundial. Estos cambios demográficos ya los vemos en la orientación familiar: familias más pequeñas, menos cuidadores disponibles y más adultos mayores que necesitan apoyo.
Si no miramos este proceso con tiempo, podríamos llegar a un futuro donde muchas personas vivan su vejez solas o sin quien las acompañe.
Este no es un mensaje de alarma, sino una invitación:
a conversar, organizarnos mejor y acompañarnos como familia y como comunidad, antes de que la urgencia nos obligue a hacerlo.
Daniela Foster Muñoz
Orientadora Familiar
orientacoachlife@gmail.com
Excelente artículo de la profesional Daniela Foster. Un análisis profundo y cariñoso sobre la importancia de cuidar a quien te cuida.
Felicitaciones