

La verdad
Nelson Retamales Tirado
Cuando hay dos verdades, la verdad no existe, dicen algunos filósofos y, Descartes, a través de la duda metódica, buscaba encontrar la certeza absoluta, dudando de todo aquello que pueda ser dudoso, rechazando como falsas todas las creencias que puedan ser sujetas a duda.
La verdad verdadera no existe o, si existe, los hombres no se ponen de acuerdo cuál es ésta.
Toda gran mentira lleva algunos ribetes de verdad para hacerla creíble, para engañar a la gente y, los politiqueros -no los políticos que practican el arte de gobernar-, son expertos en eso.
Se nos dice que este ha sido un gran gobierno, que se hicieron cosas que nunca antes, que habían recibido un país poco menos que en ruinas y hoy, alborozados, miran un futuro “más justo” y, lo más llamativo, es que esperan seguir su “obra”, que tiene al país prácticamente devastado.
Mucha gente de la denominada clase política enfrenta procesos por negocios turbios, pero hay un sector que vino a marcar la diferencias, a terminar con el nepotismo político, a mostrar su superioridad moral y resulta que, a la larga, algunos resultaron más ladrones que gato de campo y nada se demoran en encontrar explicaciones torpes que ni a un niño convencerían.
Se escuchan frases grandilocuentes como que la justicia y la fiscalía deben hacer su trabajo, sin presiones; hay que dejar que las instituciones funcionen y; a renglón seguido, el Fiscal Nacional remueve al fiscal del caso ProCultura, luego de la derrota que éste sufriera en la Corte de Antofagasta, que consideró ilegales algunas diligencias ordenadas en contra de la ex cónyuge de Alberto Larraín y ex médico tratante del presidente Boric, Josefina Huneeus, que estaba dando muchos dolores de cabeza al ejecutivo.
Mientras el Frente Amplio ha acusado espionaje político y ha disparado, sin asco, en contra de gobernadores de militancia demócrata cristiana -quitando el popín a la jeringa- olvidan a su propia gente que, aunque ya renunció a dicho conglomerado, usaron y abusaron de dineros entregados de mala forma, cuando eran, precisamente, parte de su estructura, como la desaforada diputada Catalina Pérez acusada de fraude al fisco, hoy bajo arresto domiciliario total.
Agreguemos que el removido fiscal Cooper, enfrenta una solicitud de destitución ante la Corte Suprema, promovida por el sector oficialista, pues además este fiscal tiene a su cargo la investigación por el escándalo de la fallida venta casa de Allende, cuestión que también los puede complicar.
Así, hay que dejar que las instituciones funcionen, pero, la orden del día es deshacerse del fiscal Cooper porque no se sabe hasta dónde puede llegar en su investigación y, de paso, se le envía un claro mensaje a aquellos fiscales que entren a conocer de tales casos.
¿Se sabrá, algún día, la verdad verdadera?
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