

Jugando a ser presidente
Nelson Retamales Tirado
Hoy están a la espera de reunir las 35 mil firmas requeridas, más de cien chilenos, con una falta de seriedad increíble, pues ocupar el cargo exige preparación -aunque existan excepciones que confirmen la regla- y además, equipos sólidos en lo académico, en las diversas especialidades necesarias, así, habrá, entre otros, economistas, juristas, salubristas, administrativistas, además de expertos en seguridad, minería, agricultura, relaciones exteriores y un largo etcétera, que faciliten la formación equipos que ofrezcan soluciones a los muchos problemas que existen en el país.
Chile se ha caracterizado por ser un país de ensayos y por ello, se ha producido una lamentable regresión y así, a veces, hemos sido los jaguares de América y otras, simples gatos de campo, o más bien, huiñas, en referencia al tipo de gato montés nativo de Chile y que, en una de sus acepciones, se refiere a las personas que tienen la costumbre de apropiarse de los ajeno, y se me vienen a la memoria, algunos ejemplos, como las fundaciones, cuyos procesos judiciales para buscar la millonada de pesos que se entregó “a lo amigo”, tratan de avanzar.
Algunos refieren como crecimiento negativo al decrecimiento que se produce cuando los índices económicos bajan o son negativos, no hay desarrollo ni creación de empleo, por el contrario, aumenta la cesantía y con ella, la pobreza; la capacidad adquisitiva se reduce; el costo de vida aumenta a la par del aparato burocrático del Estado o simplemente, por el aumento de empleados en el aparato estatal, que normalmente obedece a favores políticos, todo lo cual, para costearlos, obliga a subir impuestos y quienes deben pagarlos -que son los que producen o trabajan- van abandonando sus actividades, provocando desempleo, baja de ingresos públicos y, así, hasta caer a un círculo vicioso que motiva a los gobernantes a endeudarse aumentando la deuda pública e hipotecando a las futuras generaciones.
Hoy no existe, como ayer, un clima libre de amenazas que permita crecer y ejercer nuestras capacidades, ni siquiera para transitar por las calles con seguridad, y hemos visto un deterioro institucional y una disminución de la solemnidad en el ejercicio de los cargos. El reiterado discurso de que estamos bien, resulta imposible disimularlo ante la cruda realidad que se vive en cada barrio.
Nuestra preocupación, no ha mucho, era crear más empleos y hoy, es tranquilidad y disminución de homicidios.
Y mientras tanto, el gobierno, que lo está haciendo mal, encuentra una tabla de salvación en la derecha que lo está haciendo peor, producto de individualismos narcisistas que muchas veces los llevan a abrazarse con sus contrarios, porque la Patria, para ellos, pareciera ser solo un detalle.
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