

¡Chile, mi Patria querida!

Nelson Retamales Tirado
Septiembre es un mes especial, no solo por nuestras Fiestas Patrias -que algunos radicales detestan porque la independencia nacional llegó vestida de uniforme militar y eso les produce urticaria- sino que, además, por otras fechas que rememoran hechos relevantes, como por ejemplo, en la democracia antigua, la elección presidencial del día 4, cuando por última vez -en 1970- fue elegido el presidente que quiso hacer una revolución con vino y empanadas -¡malo el vino y añejas las empanadas!- y que comenzó la gestión dividiendo al país, afirmando que él era el presidente de la Unidad Popular, no del Partido Socialista ni de todos los chilenos, echándose el bolsillo el Estatuto de Garantías Constitucionales -que le permitió asumir, luego que superara por unos cuantos votos al segundo- y en el cual creyó, ¿ingenuamente?, la Democracia Cristiana.
El día 11, hace 52 años, fue justamente el fin del gobierno que hablo y que interrumpió nuestra ejemplar institucionalidad. La fecha tiene partidarios y contradictores y ha alimentado la violencia en cada conmemoración y si bien hubo actos tan repudiables como lamentables, no puede negarse que el país recuperó el orden e inició una etapa larga de progreso, hasta no ha mucho. No estoy ni estaré jamás por la persecución de ideas, ni la tortura ni el desaparecimiento, pero cuando se amenaza la integridad, se reacciona con todo, por ello, nuestro ordenamiento penal no castiga la legítima defensa. Los cordones industriales, tomas de campos, desobediencia a órdenes judiciales y el excesivo uso de decretos de insistencia, digámoslo, nos llevaban por un camino incierto
Luego otro día 4, en este caso, del año 2022, la izquierda sufrió una histórica derrota en su afán de conquistar Chile -supongo que, para sumarse al sueño bolivariano- al ser rechazada, por una gran mayoría, la Constitución Política de la República propuesta por la Convención en la cual tenían mayoría absoluta y, derechamente, buscaba refundar el país y llevarnos por el camino del sometimiento, tal cual Venezuela y Nicaragua -que llegaron por el voto y que querían copiar en Chile- o Cuba, cuya dictadura se instauró mediante golpe de Estado, hace unos 67 años y que en Chile tiene defensores.
La propuesta de la Convención Constitucional que buscaba reemplazar la denominada Constitución de Pinochet, luego de un segundo intento -ahora liderado por la oposición y rechazada el 17 de diciembre de 2023- terminó ratificando justamente la de Pinochet y fue el propio oficialismo el que lideró el rechazo, con apoyo de la oposición moderada, pues la izquierda toda, no es más que un tercio del cuerpo electoral.
¿De qué nos salvamos con la 2022? Entre otras cuestiones, de la unicameralidad del congreso; del tedioso lenguaje inclusivo; de la pérdida de valor de nuestros símbolos patrios; de la plurinacionalidad que imponía justicia y autonomías territoriales a pueblos originarios; de perder el tan útil estado de emergencia y; en fin, de tener un país tranquilo, con libertad absoluta de expresión y la esperanza de, en el corto tiempo, recuperar el orden, la paz y de tener gente apitutada, con poca o ninguna preparación, dirigiéndonos.
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