

EL DESARROLLO DEL MOVIMIENTO
Hola, un gusto estar nuevamente con ustedes. Poco a poco iré entrelazando mis artículos con la educación física, del desarrollo del movimiento humano, la Psicomotricidad y el deporte, poniendo mucha atención en el desarrollo de mi hijo Pablo de 11 años, mi nieto Jaime de un año y medio y mi nieta Monserrat de 5 meses.
Para comenzar mi artículo, debemos considerar que, a partir de la teoría de los estadios del desarrollo motor, diversos autores han descrito principios básicos que caracterizan este proceso. Por ejemplo, los autores Gallahue (1982, 1989) y Harrow (1983), señalan que el desenvolvimiento motor se rige por tres principios fundamentales:
El primero es el principio de la Universalidad: todos los individuos atraviesan los mismos estadios, pues son comunes a la especie humana.
El segundo es el de la Intransitividad: los estadios del desarrollo son secuenciales; su orden no puede ser alterado, aunque el tiempo de permanencia en cada uno varíe entre individuos y culturas.
Y el tercer principio es el de Jerarquía: cada estadio posterior se construye sobre el anterior, integrándolo y ampliando sus posibilidades.
El desarrollo motor en la infancia ocurre de manera secuencial, ya que una habilidad permite la emergencia de otra, y de forma progresiva, partiendo de movimientos simples hacia acciones más complejas (Gallahue & Ozmun, 2006). Todos los sistemas regulados por el sistema nervioso trabajan coordinadamente, lo que facilita la evolución de destrezas y habilidades, en interacción constante entre las distintas áreas del desarrollo.
La dirección del desarrollo motor sigue un patrón céfalo-caudal y próximo-distal, esto quiere decir que, el niño controla primero la cabeza y luego el tronco, antes de coordinar hombros, manos y finalmente los dedos (Harrow, 1983).
Para comprender este proceso, es fundamental considerar la psicomotricidad ya que es la base del desarrollo humano. Según el autor Fonseca en su libro Psicomotricidad, esta constituye la base del desarrollo humano y se divide en tres áreas:
Motricidad gruesa, que se relaciona con los cambios de posición corporal, equilibrio y coordinación.
Motricidad fina, vinculada a movimientos precisos, como la coordinación visomanual, gestual y facial.
Y por último, el Esquema corporal, relacionado con el conocimiento y el control progresivo del propio cuerpo.
En términos evolutivos, el desarrollo motor grueso sigue una secuencia universal: sostener la cabeza, sentarse sin apoyo, gatear y, alrededor del año de edad, ponerse de pie y caminar (Gallahue & Ozmun, 2006). La capacidad de caminar erguido representa la culminación de conductas sensoriales y motoras orientadas a vencer la fuerza de gravedad.
Para una mejor estimulación del niño, el rol de los padres es fundamental para favorecer este proceso.
Asimismo, actividades lúdicas como mecer, balancear y girar estimulan de manera significativa el sistema vestibular, promoviendo respuestas motoras más organizadas, una mejor coordinación y un mayor dominio del equilibrio corporal.
Nos vemos pronto.-
Pablo Jara Quinteros
Profesor de Educación Física
Magister en Gestión Deportiva
Pablojaraquinteros@gmail.com
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