

Los partidos políticos

Por Nelson Retamales Tirado
Dice nuestra legislación que, “Los partidos políticos son asociaciones autónomas y voluntarias organizadas democráticamente, dotadas de personalidad jurídica de derecho público, integradas por personas naturales que comparten unos mismos principios ideológicos y políticos, cuya finalidad es contribuir al funcionamiento del sistema democrático y ejercer influencia en la conducción del Estado, para alcanzar el bien común y servir al interés nacional…”
Bonito, ¡qué quiere que le diga!, sobre todo, su fin último que es alcanzar el bien común -como lo dijo Aristóteles más de 300 años a.C.- y servir al interés nacional y, miro de reojo y veo algunos partidos que obedecen a doctrinas foráneas y siguen directrices exógenas, normalmente, cargadas de ideologismo, porque se sienten llamados a salvar al pueblo oprimido, aunque lo que buscan, es oprimirlo ellos –más bien, estrujarlo- en un mundo de igualdad mal entendida, a mi parecer, en la cual todos se vistan igual, y coman de lo que les entregan las juntas de alimentos y si Usted cree que parece cárcel, no se equivoca porque, además, todos deben pensar igual, so pena de ser eliminados, en el estricto sentido del concepto, alejados del sistema democrático –el menos malo, según Churchill- sin permitirle una participación ciudadana libre y con autoridades rotadas periódicamente.
Los partidos políticos, al menos en una democracia real, van y vienen, son como las personas: nacen, crecen y mueren, pero, distinguiéndose de aquellas, no se reproducen, por el contrario, tienden a desaparecer, aunque el período vital es largo, pero siempre finito. Si desaparecieron los imperios romano, mongol, otomano y al más extendido del mundo como el británico (abarcó los cinco continentes), entre otros, con mayor razón desaparecen los partidos y hoy, año 2025 de la era cristiana, vemos cómo varios “patalean” para no morir, oponiéndose al proyecto de reforma al sistema político, que le pondría fin, entre otros, a la Democracia Cristina que, en la desesperación, estaría dispuesta a pactar hasta con el PC, su adversario ideológico más extremo, mientras el socialismo democrático, podría seguir el mismo camino, junto al Frente Amplio que debiera pagar los costos de un gobierno que no respondió a la gente y, sobre todo, porque venía a instaurar una nueva escala de valores, que resultó fallida.
Para el PC, miel sobre hojuelas, por el resultado de la Primaria –pese a la baja cantidad de votantes, menos del 10% del padrón-, pero ellos saben, que sólo es una golondrina pues la DC, ya anunció que –mientras sobreviva- no apoyará a un comunista y no cabe duda, que los realmente demócratas del socialismo democrático –valga la redundancia- buscarán otras alternativas para noviembre.
En todo caso, para ponerse a tono con la idiosincrasia del chileno, en la celebración del domingo, no hubo banderas mapuches, del LGTB+, ni de Cuba ni otras y, el único himno que se cantó, fue el nacional chileno. ¿Parte de la estrategia?
Es extraño que, como cierre, Jara copiara a Allende (1970) y Boric (2021): “Vayan a sus casas con la alegría sana de la limpia victoria alcanzada.” ¿Mismo libretista?
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