
PLANIFICACIÓN ESTRATÉGICA EN LA INDUSTRIA DEPORTIVA

Por Pablo Jara Quinteros. Profesor de Educación Física, Magister en Gestión deportiva. pablojaraquinteros@gmail.com
Hola, ¿cómo están? Siguiendo en el área de la gestión deportiva, en esta oportunidad quiero compartir algunas reflexiones que considero fundamentales para organizaciones que trabajan por construir una identidad propia y alcanzar resultados exitosos.
En primer lugar, es importante comprender que el deporte se consolidó como una industria de gran impacto económico y social. En ella convergen múltiples actores y actividades, eventos deportivos, medios de comunicación, marcas de equipamiento, vestimenta, deportistas profesionales y amateurs; patrocinadores, organismos rectores y entidades públicas, entre muchos otros. Esta diversidad hace que la gestión no pueda dejarse al azar, pues las organizaciones deportivas deben enfocar sus esfuerzos en una gestión y administración eficiente, orientada a ofrecer servicios de calidad, ya sea en términos económicos, sociales o comunitarios. Una administración con visión de futuro entiende que el crecimiento no es fruto de la improvisación, sino de decisiones bien pensadas.
En este sentido, la planificación estratégica se transforma en una herramienta clave, ya que permite definir un rumbo claro, establecer objetivos concretos y diseñar estrategias coherentes con la realidad del entorno. Tal como señala Carlos Macho (2020), la planificación estratégica de negocios orienta a las organizaciones sobre cómo competir de manera exitosa en mercados específicos, focalizando los esfuerzos en aquellas áreas donde se generan mayores oportunidades.
Llevado al ámbito deportivo, esto implica reconocer el contexto en el que se desenvuelve la organización, identificar oportunidades reales y desarrollar acciones que respondan tanto a las necesidades de los deportistas como de la comunidad que los rodea. El mismo autor, en sus apuntes docentes de la Universidad Andrés Bello (2020), plantea que para competir en el mercado deportivo es indispensable analizar con seriedad los factores del macroentorno externo, como el político, económico, social, tecnológico, ambiental y legal.
El factor político resulta relevante, ya que las políticas públicas y regulaciones pueden facilitar la organización de eventos deportivos, entregar apoyos, incentivos o financiamiento para el desarrollo de infraestructura y programas deportivos.
Desde el punto de vista económico, la industria del deporte mueve importantes recursos a través de la venta de entradas, patrocinios, derechos de transmisión, comercialización de productos, transferencias de deportistas, realización de eventos y otros más.
El factor social también ocupa un lugar central, ya que el deporte está estrechamente vinculado a los valores culturales, las tendencias sociales, los estilos de vida, el nivel educacional y los hábitos de consumo de la población. Comprender estos elementos permite generar propuestas más cercanas y pertinentes para la comunidad y aficionados.
Los avances tecnológicos se han vuelto indispensables. Hoy la tecnología contribuye a mejorar el rendimiento deportivo, prevenir lesiones y obtener información precisa para la toma de decisiones. Además, las plataformas digitales han fortalecido la gestión deportiva, optimizando la administración de clubes, la planificación de eventos, el control financiero y la comunicación institucional en tiempo real.
Una gestión medioambiental consciente favorece la seguridad, la sostenibilidad y la imagen de la industria deportiva. Iniciativas como el uso eficiente del agua, el uso de energías renovables, iluminación LED y el reciclaje de residuos reflejan un compromiso concreto con el medio ambiente y con el desarrollo responsable del deporte.
Finalmente, en el ámbito legal, las organizaciones deportivas deben cumplir con normativas laborales, sociales y reglamentos establecidos por federaciones y organismos rectores, tanto a nivel nacional como internacional.
Creo que estas consideraciones mencionadas son clave para construir organizaciones sólidas, perdurables en el tiempo y con identidad propia. Hasta pronto.
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